La naturaleza sigue demostrando que el hombre jamás podrá dominarla, y un claro ejemplo es ‘La puerta del infierno’, un lugar que nació tras un error que no ha podido ser corregido a la fecha.

La naturaleza suele ser una increíble fuente de lugares que dejan al ser humano como algo minúsculo en la creación, y es que algunos parecen ser sacados de cuentos o películas de ficción, como es el caso de la conocida ‘Puerta del infierno’, cuya ubicación está en Turkmenistán y logra congregar a millones de visitantes anuales para conocerla.

No, no se trata del infierno en sí, sino que lleva el nombre por su gran concentración de calor, y fue Julio Verne quien escribió en los XIX sobre situaciones parecidas, pero se confirmó un siglo después, y pese a que fueron simples deducción como el ‘Viaje al centro de la Tierra’, hasta el momento ha sido muy acertado.

El pozo de Darvaza está situado sobre una cueva de gas natural: se supone que el fuego se extinguirá cuando se terminen las reservas de combustible allí almacenadas

¿CÓMO NACIÓ?

El atractivo turístico contó con algo de intervención humana, debido a que todo ocurrió a fines de los sesenta, cuando los ingenieros soviéticos perseguían los presuntos yacimientos de gas y petróleo por la zona, pero un pequeño accidente provocó el nacimiento de un hecho impactante.

El lugar se ubica en el desierto de Karakum, a 300 km de Adjaba, y nadie conoce que se trata de un desastre que ha durado muchas décadas, todo por buscar los famosos recursos que darían una gran ganancia, pero la poca tecnología los llevó a perforar los lugares y así saber si eran de utilidad.

“La puerta del infierno” se convirtió en una atracción turística y en recursos económicos para los habitantes de la zona

Al toparse con un inmensa burbuja de gas que compartía espacio con el yacimiento del ‘oro negro’, el gas empieza a brotar y en instantes el suelo colapsó y un gran pozo se abrió, provocando que el campamento geológico se pierda dentro de la tierra.

EL TEMOR LOS INVADIÓ

Al caer en el terrible error, los expertos tomaron la decisión de quemarlo todo para evitar los gases contaminantes y que ellos invadan a los pueblos, pero nada salió como lo esperaron y la proyección de una semana para que todo se consuma se extendió a décadas de años.

Desde 1971 el fuego sigue consumiendo una gran cantidad de gas natural que podría haber abastecido a millones de personas, pero a la fecha es un gran atractivo turístico, y la prueba que el hombre jamás podrá dominar por completo a la naturaleza.


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