Un terrible caso de allanamiento de morada que terminó en asesinato viene causando conmoción en Estados Unidos. Allí, un grupo de adolescentes de Oklahama irrumpió en una casa para robar sin esperar que el dueño se defendería a punta de disparos.
Maxwell Cook (19), Jacob Woodruff (16) y Jacob Redfearn entraron a robar a una casa del condado de Wagoner. Según reveló el diputado Nick Mahoney, los adolescentes estaban vestidos de negro, con pasamontañas y todos llevaban guantes.
Para entrar en la casa, los jóvenes rompieron la puerta de cristal. De inmediato, el hijo de 23 años del dueño desenfundó su AR15 y se aproximó a la entrada para ver qué sucedía. Luego de un breve intercambio de palabras, el muchacho abrió fuego contra los ladrones.
Aunque Cook, Woodruff y Redfearn fueron quienes irrumpieron en propiedad privada, el cerebro detrás del robo era Elizabeth Rodríguez, una mujer de 21 años. Las primeras investigaciones confirmaron que ella planificó todo y que los estaba esperando afuera con el auto para ayudarlos a escapar.
Al momento, se sabe que Rodríguez está arrestada mientras que dos de sus compinches murieron en el mismo momento del ataque. Aunque uno intentó escapar, finalmente cayó al suelo sin vida en plena vereda.
El abuelo de Jacob Redfearn, Leroy Schumacherm, reconoció que los muchachos hicieron mal pero que no tenían por qué perder la vida. ‘Lo que hicieron estos tres chicos fue estúpido. Sabían que podían ser castigados por ello, pero no merecían morir’, declaró para People.
En ese sentido criticó la ley de Estados Unidos que le da la potestad al dueño de abrir fuego si un intruso entra en su domicilio. ‘Tiene que haber un límite para esa ley. Quiero decir, les disparó a los tres, no había necesidad de hacer eso’, lamentó.
‘Las familias de estos niños van a sufrir con esto el resto de sus vidas. Tenemos que vivir con esto el resto de nuestras vidas. No se puede cambiar la historia, pero se puede aprender de ella y tal vez algunos niños aprendan de esto’, finalizó.
Cabe indicar que en Estados Unidos esta ley ha causado muchas muertes sobre todo en el sur. Allí los grandes hacendados de Texas han hecho de sus fincas unos cementerios inaccesibles donde decenas de inmigrantes yacen sin lápida ni identificación. Y es que todos aquellos que cruzan la frontera y pasan por propiedad privada pueden perder la vida rápidamente si el dueño los ve, sin que este tome ninguna responsabilidad por las muertes.
