La protagonista de esta historia es una joven que tras presentar síntomas de embarazo, se realizó una prueba en casa. Sus seres queridos le decían que esperaba un bebé, por el crecimiento de su barriga, en efecto, tenía seis semanas de embarazo.

Lo que sorprendió a todos era que el tamaño de su barriga aumentaba demasiado, y el crecimiento no estaba asociado al embarazo.

Kirsty Butler, de 22 años, y su novio Celern, de 21 años, estuvieron muy entusiasmados al descubrir que ella estaba esperando un bebé, y no imaginaron la noticia que recibirían.

Los médicos dijeron que ella tenía 30 semanas de embarazo después de su abdomen creciera cuatro veces su tamaño normal. Una ecografía reveló que Kirsty, de Swansea, estaba embarazada, pero había un problema.

Su enorme protuberancia era causada por un enorme quiste ovárico que devastó su vientre. Medía 30 centímetros, era tan grave que la hizo abortar de manera involuntaria.

El bebé en realidad solo tenía 6 semanas, el quiste se había implantado en uno de los ovarios de Kristy y ponía en riesgo la vida del bebé, por lo cual requirió una cirugía de emergencia.

Pero a pesar de los mejores esfuerzos de los médicos para salvar a su bebé, Kirsty tuvo un aborto involuntario a las 11 semanas.

“Mi bebé había sido superado por el enorme quiste, yo estaba con el corazón roto”, dice. “Mi bebé no nacido era pequeño”

Kirsty decidió realizarse una prueba de embarazo después de que sus colegas de trabajo comenzaran a preguntarle si estaba embarazada. “No lo había notado, pero cuando me preguntaban, decidí hacerme una prueba de embarazo“, dijo.

“Pero cuando nos mandaron a hacer una exploración, empezó nuestra pesadilla. No solo había un bebé en mi vientre, sino también un quiste de 30cm por 20cm que crecía cada día”.

A Kirsty le dijeron que el quiste podría ser mortal, pero tomó la agonizante decisión de esperar hasta que estuviera embarazada de 11 semanas para ser sometida a una operación para extirpar la masa, ya que le dijeron que sería más seguro para el bebé.

Sin embargo, justo antes de su cirugía en agosto del año pasado, le dijeron las noticias más desagradables.

“Cuando me hicieron un análisis la semana anterior, me dijeron que no estaba latiendo el corazón de mi bebé”, dijo.

Kirsty siguió con la operación para quitar el gigantesco quiste de su ovario. Después de seis semanas en el hospital, finalmente se le permitió ir a casa y ahora está compartiendo su historia para que otras mujeres sepan la importancia de diagnosticar a tiempo los quistes ováricos.

Antes de todo este conflicto ella no tenía ni idea de que podía crecer tanto ni comprendía el peligro. Kirsty dice que ella y Celern esperan intentar otra vez comenzar una familia en un futuro próximo.

“Voy a ser muy prudente la próxima vez que mi estómago empiece a hincharse”, dice. “Fue tan traumático perder mi bebé, luego mi ovario y recuperarme de la cirugía el año pasado“.

Los médicos dieron a Kirsty fotos de su quiste y ella se sorprendió por su enorme tamaño.

“Sabía que sería enorme por el tamaño de mi estómago, pero nunca imaginé que se vería así”.

“Espero que mi historia genere consciencia sobre los quistes y lo peligrosos que pueden ser. No estaba tomando mucha atención a mi cuerpo, pero ahora estoy siempre vigilante en caso de que vuelva”.

Esperemos que su historia logre llegar a muchas mujeres para evitar que pierdan a su bebés de esta manera tan injusta y desgarradora. Afortunadamente Kirsty se ha recuperado y esperamos que pronto pueda cumplir su sueño de ser madre.

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