Juana, menos conocida como “La peque sicaria”, tenía 15 años cuando se unió al cártel de Los Zetas. Su “talento” para esta organización criminal, que incluía la práctica de la necrofilia con cadáveres decapitados, la llevó rápidamente a ser la mano derecha de uno de los integrantes más temidos de la banda. Su historia pone los pelos de punta.
Aunque no se conoce su apellido, “La peque”, originaria del estado de Hidalgo, comenzó su vida delictiva después de que quedó embarazada a los 15 años de edad; para poder mantener a su hijo tuvo que prostituirse y poco después, luego de que su hermano fue asesinado por integrantes de Los Zetas, una amiga le ofreció ser “halcón” de grupos criminales y así entró al cártel.
Al principio, Juana dijo que su trabajo consistía en vigilar las carreteras durante ocho horas diarias en las cuales tenía que reportar si pasaban patrullas de policías. Si hacía mal su trabajo, la amarraban y solo le daban de comer un taco al día.
Con el paso del tiempo, comenzó a familiarizarse con la violencia a tal grado de sentir excitación y afición con la sangre. Incluso llegó a estar encargada de las decapitaciones y mutilaciones.
#NotasDeImpacto Sicaria Juana alias “La Peque” tenía sexo con decapitados y luego bebía su sangre pic.twitter.com/wDELgwoFdU
— Raúl Brindis (@raulbrindis) July 11, 2016
La peque contó que le gustaba tener sexo con sus víctimas decapitadas; durante su confesión en el juzgado reveló con detalles sus prácticas necrófilas, utilizando las cabezas y otras extremidades para su satisfacción, y que además de asesinar a las víctimas se bañaba con su sangre e incluso la bebía estando caliente.
“Me sentía emocionada por ella [la sangre], me frotaba con ella, me bañaba en ella después de matar a la víctima” reveló.
Juana, quien ahora tiene 28 años, está recluida en uno de los Centros de Reinserción Social de Baja California, donde pretende terminar la preparatoria y aprender contabilidad. “Cuando salga de la cárcel podría trabajar de nuevo con la organización, pero no quiero. Esto me sirve de experiencia y no tanto por el encierro, el encierro no te acaban. Te acaban las experiencias personales que vives estando en el encierro”. confesó.
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