Sin duda que si a una madre le comentan sobre el método de enseñar a un bebé a descansar por sí solo dejándolo llorar, sus pelos se erizarían y a muchas se les haría muy difícil entender cómo puede existir semejante acto que requiera oír cómo tu hijo llorar sin mover un sólo dedo.
Pero Richard Ferber propuso esta metodología de enseñanza y, al parecer, no es tan mala como todos piensan.
Esto fue lo que hicieron los padres de Rebecca Gruber con ella, y después de tres meses en los respondió de inmediato a cada llanto de su bebé, tuvo que volver a su trabajo y recordó esta atractiva idea para que su hijo aprendiera a descansar sin la necesidad de una permanente supervisión adulta.
A pesar de las horribles miradas y prejuiciosas opiniones de sus amigas, se atrevió a romper esquemas, más aún considerando que ella tenía una estrecha relación con sus padres, que habían optado por el mismo sistema con ella. ¿Desconfianza en ellos? No existía en lo absoluto.
Ésta finalmente sólo era una hipótesis que fue planteada por sus amistades que también eran madres, pero que en ella no había sucedido.
El tratamiento consiste en primero dejar al bebé en su cuna y dejarlo llorar durante cinco minutos, para después volver a calmarlo y a confortarlo para que siga en su sueño.
Este proceso debe volver a repetirse cuando pasen 10 minutos, y posteriormente cuando pasen 15.
Si se es perseverante noche tras noche con este método, los resultados pueden ser realmente exitosos, y vaya que lo fueron para Rebecca, para quien al principio no fue nada fácil.
“El primer tramo de llanto fue doloroso. No podía creer que estuviera dejando que mi bebé llorara tanto. Cinco minutos más tarde, después de calmarlo, parecía que todo estaba bien, hasta dos minutos después de cerrar la puerta, sucedió lo mismo”, dice la mujer.
Comenta que mientras estaban en el acto, una prima de su esposo llamó para ver cómo iba todo, y fue en ese entonces que el tiempo (y la tortura) pasó mucho más rápido de lo que pensó.
“Antes de que yo lo supiera, mi alarma avisó que ya habían pasado los 15 minutos. Ella había hablado en mi oreja durante todo el tiempo – cosas sin mucho sentido que a ella probablemente ni siquiera le importan-, y había encontrado mi forma de mantenerme ocupada. Cuando de repente miré a nuestro monitor de bebé, él estaba dormido y con una gran sonrisa en su rostro”, cuenta Rebecca orgullosa.
Si bien en los meses posteriores hubo excepciones, como cuando salen los nuevos dientes o cuando sucedía regresiones del sueño, en general el sistema siempre fue el mismo y hoy, después de 10 años, tiene un hijo que si bien disfruta de la presencia de su madre al dormirse, sabe perfectamente cómo arreglárselas solo. Él la abraza y ella es su gran confidente, pero al mismo tiempo el pequeño es muy fuerte e independiente.
Así que si te atreves con este nuevo método, no te sientas insegura ni mala madre, ya que ademas existen estudios recientes demuestran que es seguro, cuando se hace de la forma correcta.
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