Esta es la historia de Julia Pastrana, la “mujer simio”, “la mujer más fea del mundo” o “la indescriptible”, entre otros nombres. Aunque tuvo una vida muy corta (1834-1860), fue muy intensa y no pasó desapercibida para nadie. Sufría de ‘hipertricosis’, una enfermedad que es destacada por la existencia de un exceso de vello, muy poco frecuente entre la gente de aquella época.
Siendo la sirvienta del gobernador de Sinaloa, México, todo cambió cuando conoció a su propietario, Mr M. Rates, que vio en ella un gran potencial y empezó a exhibirla al público.
Todo esto no tendría sentido sin el buen humor de la chica, que se dejaba querer y caía muy bien entre la población.
Con otro promotor, J.W. Beach, Julia empezó a ganar fama, incluso se dedicaba a cantar. Viajó por Estados Unidos, y fue en Boston que le apodaron la “mujer oso”. Empezó a crear gran expectación en Inglaterra, dónde vieron que no sólo sabía cantar, sino que tenía gran conocimiento y era muy inteligente.
Mr. Theodore Lent tuvo mucho que ver durante los últimos años de su vida. En un principio mánager, todo cambió cuando éste se vio obligado a ser su marido. A pesar de tratarla mal, Julia se quedó embarazada, y tuvo un niño con la misma enfermedad.
El niño moriría horas después, y las complicaciones en el parto hicieron que Julia perdiera la vida a los pocos días.
Un sinfín de gestiones por exhibir sus cuerpos en Rusia, Inglaterra y México han hecho de su muerte un gran negocio en parques, museos y exhibiciones. Incluso el cuerpo de Julia fue robado.
Ya en el año 2013, los restos de Julia descansan en paz en México.