Desde tiempos inmemorables la mujer se ha caracterizado por ser quien se preocupa de las labores domésticas, sin embargo, yo me pregunto ¿Por qué debe continuar así? Claro, no faltará quien diga “Yo no soy machista, yo le ayudo a mí mujer en la casa”.

Detengámonos ahí “le ayudo a mí mujer”, él está intrínsecamente dando por hecho que las labores deben ser realizadas por su mujer y él, como buen hombre, le ayuda. Respecto al término “mi mujer” igualmente es machista, ya que la ve como un objeto adquirido mediante el matrimonio o por tan solo vivir juntos.

Continuando con el enunciado “soy mujer y no quiero hacer las labores domésticas”, estoy cansada que mi pareja o cercanos me miren mal, reclamen o surjan discusiones, porque no está la casa impecable, todo perfectamente ordenado, la comida sabrosa y a tiempo. Por favor, actualmente la mayoría de las mujeres no está en la casa esperando recibir dinero para el pan, tener su vida girando al marido, pareja e hijos (en el caso que los tenga, ya que no porque seas mujer es sinónimo de querer ser madre). Si bien todos saben que en la actualidad el rol de la mujer ya no es solo hogareño, aún de manera inconsciente se le sigue exigiendo y nosotras también nos autoexigimos.

Ambos trabajan, ambos pueden estar estudiado, o ambos haciendo las dos cosas, sin embargo, siempre la mujer es la que después de su trabajo o estudio debe llegar cansada a realizar las cosas de la casa, ya que gran porcentaje de chilenas no tiene asesora del hogar, incluso varias asesoras deben llegar a su casa a seguir trabajando, pero sin remuneración monetaria ni moral, ya que la familia se acostumbra, lo toma natural y no valora el trabajo doméstico. Soy mujer y no quiero hacer las labores domésticas.

¿Hasta cuándo? Hasta cuándo tendremos que lidiar con la responsabilidad de mantener todo impecable por sí solas, únicamente dependiendo de la “buena voluntad” de tu pareja a que te “ayude”, siendo que es el labor de todos los que habitan ese lugar, y si ellos a veces dicen “estoy cansado” y no se le discrimina, ellos sí pueden no querer hacer nada, pero por qué yo y tú amiga que estás leyendo esto, debemos soportar el agobio psicológico y social de encargarnos de todo lo del hogar, conformándonos solo con las migajas de un “sí, él igual me ayuda”. Esto se da en la mayoría de las parejas y no hablo solo de las heterosexuales, hay varias parejas homosexuales que dejan toda la carga a uno de los dos o de las dos.

¡Por piedad! Tengamos una pizca de empatía por el mismo género y a todos y todas quienes nos exigen tener todo impecable. Acaso el que vive contigo ¿está levitando constantemente o no come? ¡No señores! Él o ella está igual que tú amiga está caminando, ensuciando, desordenando y comiendo igual o más que tú, dejando loza sucia, y para qué decir si cocina, en vez de ser un alivio, es un agobio por la cantidad de implementos que utiliza y no los lava. Soy mujer y no quiero hacer las labores domésticas.

Entonces señores y señoras que no cooperan con las labores domésticas, ¿qué están esperando? ¿Una huelga? ¿Aumentar el estrés? O ¿qué acaben con la relación prefiriendo la soledad al estar siendo autoesclavizado? No, por favor, nos gusta tu amor, solo te pido que cuando yo no quiera ordenar porque simplemente no quiero, no me trates de perezosa. Mira todo lo demás que yo sí hago, nuestra ropa limpia, la casa siempre impecable, algo para comer aunque sea pedido a domicilio, mira eso, miren eso, de las cosas que sus parejas no hacen siempre, hay miles que sí, son tan básicas que se naturalizan y no se valoran, o ¿acaso los papeles del baño vuelan solo como palomas o el sarro del baño nunca está porque no se genera? Sí existe, solo que como yo lo hago todos los días tú no te das cuenta y no lo valoras, pero sí te molesta un cuaderno en otro lugar en vez de un baño hediondo y sucio. Esta es solo una ejemplificación cotidiana, pero cada cual que se sienta identificado con estas palabras, sabrá en lo que están siendo presionados o, por el otro lado, usted amigo y amiga analice en qué está presionando a su compañero de vivienda, lo presiona de una u otra manera, aunque sea intrínseca o simplemente como un déspota energúmeno al cual tontamente varios y varias soportamos. Soy mujer y no quiero hacer las labores domésticas, ser mujer no es sinónimo de hacer las tareas del hogar.

Opinión Por Zarahi Droguett Montecinos

ciudadano


Loading...