Es un completo misterio si un ruso fue el primero en usar senos para masturbarse. Y el misterio es tan grande que, incluso, descubrimos que las mujeres también pueden tener orgasmos con esta práctica.

Un espacio creado para explorar los deseos más íntimos en un entorno de absoluta confidencialidad está ganando notoriedad entre multimillonarios de ciudades como Nueva York y Los Ángeles

No. La paja rusa no es de Rusia. Lo decimos de inmediato para no seguir engañándolos. En inglés es “titty f*ck” –rápido, búsquelo en su canal de porno preferido– y en algunos países de Latinoamérica es conocida como “paja cubana” o “la turca”. De todas formas, en realidad, esta práctica no es tan creativa como para no haber sido inventada en varias camas de diferentes lugares del mundo. (5 Artículos que lo harán mejor polvo (todo sobre el sexo anal y la paja rusa)

Creativos, en cambio, sí son los términos que se le dan al hecho de eyacular al final del juego. “Collar de perlas”, “mear en la canoa” y “la araña jizz” son algunos de ellos, y han merecido, incluso, estrofas en canciones y capítulos en Sex and the city.

Uno podría pensar que quizá el término viene de las mujeres con los senos más grandes. Pero no se sabe a ciencia cierta si el premio se lo llevan las rusas. El diario Telegraph, de Inglaterra, dice que son las estadounidenses, así como The Sun, pero el periódico alemán Bild dice que en el primer lugar están las rusas –una pista del origen del término–, seguidas por un empate técnico con las colombianas, las estadounidenses y venezolanas, luego con las argentinas, brasileras, chilenas y uruguayas, y después vienen las mexicanas y unos diez países de África.

Si se busca, incluso, quién hizo la primera escena porno con esta técnica, tampoco hay registro. Pero puede pensarse que el término “paja rusa” haya sido acuñado por la gran cantidad de porno que viene de los países de la cortina de hierro, y como para un latinoamericano una polaca es lo mismo que una rusa, ahí puede haber pistas interesantes. Incluso, en los rincones de internet –Wikipedia, para ser más exactos– se dice que la paja rusa era muy usada en el siglo XVII, cuando el estereotipo de belleza más preciado era el de mujeres gruesas, con las que esta práctica puede cobrar mucha relevancia.

Pero como ya sabemos que el enigma ruso no tiene solución, vamos a lo interesante. Según el Journal of Sexual Medicine (Volumen 8, de 2011), la estimulación de los senos despierta la misma área del cerebro que el clítoris. Así que le pedimos que, con calma y delicadeza, explore sus senos preferidos para ver qué los excita más, si caricias suaves, pellizcos leves en los pezones, mordiscos, besos, etc.

Un dato para los hombres: la sensibilidad de los senos cambia según la etapa del ciclo menstrual. Así que no se frustre en su primer ensayo.

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