Steve Stephens dice que tiene mucho coraje y frustración. Asegura haber matado a 13 personas y estar al asecho de más. Seguirá asesinando hasta que lo atrapen. Su última víctima fue elegida de forma completamente arbitraria en las calles de Ohio: un hombre de la tercera edad, Robert Godwin, abuelo y padre de nueve. El momento exacto en el que recibió el disparo que lo fulminó fue grabado por el victimario y transmitido en vivo a través de Facebook. “Acabo de ‘chascar’”, dijo minutos después de detonar el arma.

El definido por sí mismo como “monstruo” tuvo el temple de publicar otro video en Facebook tras la ejecución: “Siempre tuve que probarme a mí mismo, siempre tuve que soportar las bromas de los demás. Sólo matar, todo por culpa de Joy Lane. Ella me puso en este punto (…) Me acabo de ir y aquí estoy, masacrando”. En un tercero video en vivo, culpa a su madre por crear al endriago que es.

Mientras tanto, la progenitora reveló para la CNN que lo vio precisamente un día antes del asesinato difundido en Facebook. Steve le dijo, “si me vuelves a ver, seré un milagro”. Y el verdugo internauta no se convirtió, precisamente, en un milagro, sino en el emblema de las nuevas formas de delinquir y hacerlo saber al mundo en tiempo real, en la época del imperio de las redes sociales.

Ahora, los investigadores de Ohio detrás del caso afirman que las autoridades de al menos 5 estados de EUA sostienen una búsqueda incesante para dar con su paradero, porque podría estar “en cualquier parte”. El asesino que interceptó a su víctima a plena luz del día mientras regresaba caminando a su casa puso en alerta a la policía de Indiana, Nueva York, Michigan y Pensilvania.

El jefe de la policía de Cleveland, Ohio, Calvin Williams, dijo esta mañana durante una conferencia de prensa que Steve todavía anda suelto en “algún lugar”. Le han solicitado que se entregue, que claramente tiene un “problema” y que sus actos no tienen sentido. Mientras tanto, varias agencias a lo largo del territorio estadounidense se están encargando de que “el mundo del individuo sea muy, muy pequeño”. Hasta ahora, los demás crímenes que se ha adjudicado no han sido comprobados.

El video ya fue eliminado de la red social, sin embargo, muchos medios lograron publicarlo. En la serie de imágenes, Steve le dice al anciano que diga el nombre de su novia, Joy Lane, a la que culpa de todas las atrocidades que presuntamente ha cometido y el móvil del resto de los crímenes que seguirá perpetuando.
Minutos antes se preguntaba a quién iba a matar y súbitamente, señaló a Godwin como quien elige una prenda en un aparador.

El victimario, indefenso, intentó protegerse con una bolsa de plástico que sostenía al momento de recibir el disparo, mientras que el asesino decía “di su nombre”. En publicaciones posteriores, Stephens escribió en su perfil de Facebook (que ya fue eliminado por las autoridades): “He perdido todo lo que tenía en el juego. No voy a entrar en detalles pero he llegado al límite, estoy realmente en una mierda de asesinato. Facebook, tienes cuatro minutos para decirme por qué no debería estar en el corredor de la muerte”.

Las transmisiones en vivo de Facebook y otras redes sociales han permitido que las personas compartan sus infiernos personales, sus propios pesares y los trastornos que los empujan al suicidio, al asesinato o a la planeación estratégica de masacres de todo tipo. Steve Stephen se suma a la lista de los ciudadanos frustrados que buscan reconocimiento a través de las redes y que anhelan dejar huella en el mundo virtual.

La avidez por escenificar los crímenes al estilo de un film noir ha superado todas las barreras malhechoras. La línea que separa a víctimas y a victimarios y el juicio de asesinos y terroristas cuelga de un click, de un “me entristece”, de un “me enoja”, del scroll eterno que permite la repetición de la vorágine en loop infinito.

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