La sequía, el calor, los canales clandestinos, las malas prácticas agrícolas y la sobreexplotación de los ríos que la nutrían acabaron con la laguna.

La laguna Atescatempa se ubicaba en el centro de Guatemala y su extensión era de más de 5,5 kilómetros cuadrados. Alguna vez fue un paraíso de agua, hoy, dicen sus pobladores cuando observan al descubierto lo que antes era el fondo de la laguna, dan ganas de llorar.

La exlaguna ahora es un terreno triste salpicada apenas por unos pequeños charcos de fango que evidencian que el cambio climático no es un problema a futuro, sino que ya se vive en la actualidad. Científicos aseguran que el mal actuar del hombre hace que este desastre provocado se haya adelantado tanto.

La sequía, el calor, los canales clandestinos, las malas prácticas agrícolas y la sobreexplotación de los ríos que la nutrían acabaron con la laguna. La corriente del Niño, sumada a los efectos del cambio climático, provocó que el llamado corredor seco de América Central fuese una de las zonas más vulnerables del planeta.

La laguna Atescatempa fue, alguna vez, un atractivo turístico que generaba ingresos a la localidad; hoy una especie de estacionamiento a cielo abierto de caracoles y lanchas inmóviles: Antes proveedora de agua de riego; hoy manantial exhausto.

 

Algunos desentendidos del tema creen que cuando acabe el fenómeno del Niño, la laguna recuperará su prestancia; sin embargo, los científicos dicen que antes que cualquier efecto positivo o negativo de la naturaleza, lo primero que debe acabar es la falta de sensibilidad del hombre hacía el planeta donde vivimos.


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