Los médicos dijeron que ella nacería totalmente normal, pero a los pocos meses una parte de su rostro empezó a crecer descomunalmente.


Sarah Atwell creció en el vientre de su madre como una bebé normal. Ninguna visita de rutina reveló lo que meses después iría creciendo en su cuerpo. A pesar de nacer sin ninguna deformación, a medida que el tiempo pasaba, algunas partes de su puerto crecían más que otras. Tras varias visitas al médico se pudo determinar que Sarah padecía de neurofibromatosis.

Esta es una extraña condición que consiste en el desarrollo de tumores justo donde hay terminaciones nerviosas. La principal causa es hereditaria, pero en algunos casos puede ser por mutación (cambio) en los genes. En sus primeros años de vida, los tumores fueron diagnosticados como benignos, por lo que no representan un riesgo para Sarah, pero meses después la vida se encargó de darles la contra.

El tumor en su rostro empezó a crecer, a tal punto de ocupar la mitad de la cara. Las burlas, bromas y alejamiento de la gente afectó a la adolescente, pero sus padres se encargaron de fortalecer su autoestima. Le repitieron que las chicas inteligentes no se dejan intimidad por nada, y son sus heridas las que la hacen valiente.

Tras armarse de valor, Sarah decidió compartir su caso y se mostró en vídeo al mundo entero. Allí explico que un tumor no le hace menos ni mejor ser humano. Su mensajes se hizo viral y millones de personas en todo el mundo le mostraron su apoyo.

Gracias a este vídeo un especialista se contactó con ella y se comprometió a operarla. A pesar del riesgo, Sarah aceptó y tras varias cirugías hoy muestra orgullosa su nuevo rostro.

Sarah está agradecida con el médico, con aquellos que la apoyaron, pero aclara que el físico no es lo que importa, son tus acciones, pues eso cambiará el rumbo de tu vida.

Ella es un ejemplo de valentía y coraje.

 


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