La mujer aprovechó la ausencia de su pareja para disfrutar de una noche de placer; el final es inesperado.
Gran asombro ha causado el caso de Garrett Higgs y su esposa Flavia Higgs. El hombre llegó a su casa en la noche como un día cualquiera y empezó a escuchar unos fuertes gemidos que venían del cuarto matrimonial. Garrett, pensando lo peor, corrió rápidamente hacía la habitación y se llevó una gran sorpresa.
Efectivamente la mujer estaba gimiendo, pero no porque se estaba acostando con otro hombre, sino porque estaba masturbándose y disfrutando de un orgasmo. La mujer, enfada por haber sido interrumpida, saltó sobre su marido y comenzó a golpearlo sin detenerse. De inmediato, por los ruidos, la violencia y el escándalo generado, Flavia decidió llamar al 911.
En la dependencia policial, el agente redactó en el acta lo siguiente: “[Garrett] dijo que llegó a casa y escuchó gemidos, explicó que él y su esposa han estado separados desde hace un tiempo y que dormían en dormitorios separados y que no habían intimado desde hacía más de un año”
Flavia conversó con los oficiales y aceptó todos los cargos que había declarado su marido, aunque dijo que no recordaba si le había pegado con el puño cerrado o la mano abierta. “Contó que estaba dándose placer a sí misma y que él empujó la puerta para ingresar a la habitación”, terminó el informe.
La mujer fue detenida, pero horas después fue puesta en libertad, aunque podría volver a las rejas si es que su marido formaliza la denuncia.
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